La economía tradicional ha girado en torno a los recursos del territorio, un clima que ha propiciado la agricultura de secano, la ganadería ovina y que además, cuenta con la presencia de yacimientos de carbón que han complementado el desarrollo económico del municipio.
La agricultura
Tradicionalmente la economía del municipio se ha sustentado en la agricultura y la ganadería. Los cultivos característicos del área mediterránea, como el olivo y la vid, fueron reduciendo su superficie dando paso a una mayor extensión de cereales de secano (avena, cebada, trigo, centeno..) y al almendro que ha ido sustituyendo a la vid.
Según el censo agrario del año 2009 publicado en la Estadística Local de Aragón del Instituto Aragonés de Estadística, la superficie del término municipal dedicada a zonas agrícolas es del 70 % (9.904,1 ha) de las cuales se considera Superficie Agraria Utilizada (SAU) el 66,1% (9.345,5 ha). La mayor parte de este suelo agrario está dedicado a los cultivos de secano: cereales (3.665,2 ha), frutales (275,7 ha), olivar (1307,3 ha) forrajeros (123,6 ha), viñedos (21,7 ha), barbechos (3.032,1 ha)… Un reducido número de hectáreas son utilizadas para el regadío (140,5 ha) que corresponden a pequeños huertos familiares. Cabe destacar que en el año 2016 había 100,1 ha destinadas a la agricultura ecológica.
Los cultivos abandonados se han ido naturalizando con matorral.
El olivo (Olea europaea)
El olivar es uno de los cultivos típicos del área mediterránea e identificativo del Bajo Aragón Histórico. Ocupa una gran superficie del término de Andorra contribuyendo a la economía familiar. El “empeltre” es la variedad más utilizada y la principal de Aragón ya que se cultiva en todo el valle del Ebro además de en las islas Baleares. Es ésta variedad mayoritariamente la que se utiliza junto a otras en proporciones inferiores, como la arbequina, negral, royal y verdeña, para la elaboración del aceite de Denominación de Origen del Bajo Aragón.
El aprovechamiento de las olivas es muy diverso y constituye una de las bases de la alimentación aragonesa: el más importante es el aceite, «oro líquido» que aporta multitud de beneficios para la salud, junto con las olivas aliñadas verdes o maduras y en la actualidad la fabricación de paté. Además, sus hojas tienen propiedades cosméticas y medicinales. En Andorra se comercializa el Aceite Virgen Extra, a través de la Cooperativa San Macario y de la empresa La Masada Roya. que también comercializa patés y olivas en diferentes preparaciones.
Es un aceite de sabor dulce, suave, ligeramente picante y no amargo que no interfiere en el sabor de los alimentos.
El olivar, representa uno de los ecosistemas cultivados más ricos y característicos ya que con el tiempo, se naturaliza y asemeja a una masa forestal. Forma parte indisoluble del paisaje más representativo de nuestro municipio, albergando multitud de pequeñas aves, como el tordo y el zorzal, que se alimentan de sus frutos.
El olivo es un árbol de crecimiento lento y longevo por lo que podemos encontrar ejemplares centenarios.
El almendro (Prunus dulcis)
También es uno de los árboles frutales más común en toda el área mediterránea y uno de los más típicos de esta zona, utilizado para la comercialización de sus frutos, muy usados en repostería, en productos de higiene y cosmética natural y, actualmente en la elaboración de bebidas vegetales. Su floración temprana hace que algunos insectos como las abejas encuentren en sus flores uno de sus primeros alimentos, siempre que coincida con temperaturas suaves.
Los cereales
Los cultivos de cereal de secano ocupan grandes extensiones que conforman un ecosistema: «la estepa cerealista» en la que se cultiva: cebada (Horden vulgare), avena (Avena sátiva) y trigo (Triticum aestivum), entre otros, en dependencia del año y de los criterios de la PAC (Política Agraria Comun).
Los cereales han sido utilizados desde la antigüedad para la alimentación del hombre y sus animales. Con ellos también se elabora cerveza y en la actualidad leches vegetales. La avena se utiliza además en diferentes productos de higiene y cosmética.
La importancia ecológica de esta zona radica en las aves esteparias que encuentran en ella, lugar de cría y alimento, como la perdiz y la codorniz, entre otras. En sus rastrojos se alimentan los rebaños de ovejas y cabras, además de otras especies salvajes como la cabra montés, el corzo, el conejo de monte o la liebre.
En las lindes, caminos y campos abandonados crecen una variedad importante de plantas herbáceas y gramíneas: amapolas (Papaver rhoeas), ontinas (Santolina chamaecy parissus), avena silvestre (Avena fatua),cebadilla del campo (Hordeum murinum), bufalagas (Thymelaea hirsuta)… Y algunos arbustos como el rosal silvestre (Rosa canina), el espino negro (Rhamnus lycioides) y los característicos del monte bajo.
La mayor parte de la estepa cerealista se encuentra en la zona norte del municipio, adentrándose en la Depresión del Ebro, con altitudes entre 400 y 500 m. por ello encontramos otras especies como el albardín (Ligeum spartum) que se ha utilizado para sustituir al esparto, aunque es de menor calidad, la retama (Retama sphaerocarpa) llamada popularmente «ginesta» que crece en los bordes de caminos y carreteras y la capitana (Salsola kali) que es un excelente bocado para las ovejas cuando crece tierna en los rastrojos y una vez seca es arrastrada por el viento rodando sobre los campos.
Los huertos familiares
Cultivados casi todos ellos en el entorno del cauce y afluentes del Regallo, también han tenido y siguen teniendo su espacio. Se cultivan especies hortícolas y frutales tradicionales como nogueras, membrilleros, higueras, azarollos, etc., aunque algunas de ellas en la actualidad con presencia muy escasa. El aprovechamiento de los frutos de estos árboles era imprescindible para la subsistencia de las familias durante el invierno, pues con ellos se hacían mermeladas y confituras o se desecaban sobre cañizos.
Muchas especies de animales habitan en este entorno y otros se benefician de los productos que se cultivan: abejas, mariposas, mariquitas, caracoles, babosas, multitud de pequeñas aves, erizos, ratones…
El nogal o noguera (Juglans regia) era uno de los frutales más cultivados por lo apreciado de sus frutos, las nueces, se consumían tanto en fresco como en variadas recetas de repostería. Con ellas, recogidas en verde durante el mes de junio, con frecuencia la Noche de San Juan (23 de junio), se elabora el popular vino de nueces. En la actualidad han vuelto a cobrar importancia por sus propiedades para la salud pues son muy ricas en aceites esenciales omega 3 insaturados.
Los ejemplares que encontramos diseminados por nuestros campos tienen grandes dimensiones y sirven de cobijo y lugar de cría a pequeñas aves; con las nueces se alimentan algunos roedores.
La higuera (Ficus carica) es otro de los árboles cultivados más característicos aunque la podemos encontrar asilvestrada por la acción de aves y pequeños mamíferos que se alimentan de sus frutos; de esta forma puede crecer en lugares insospechados como grietas de rocas o de construcciones.
Fructifica dos veces al año, en primavera y a final de verano. Los frutos son muy apreciados por su sabor y cualidades nutritivas; los de color verde se llaman higas y los de color violáceo, higos o higotes. Además de consumirlos en fresco, se hacen mermeladas y se desecan para comerlos todo el año.
El membrillero (Cydonia oblonga) es un pequeño frutal con porte arbustivo o de pequeño arbolillo, muy popular por sus frutos, los membrillos, que no se consumen directamente sino transformados en mermeladas o en carne de membrillo. También se utilizan para perfumar armarios por su buen aroma.
El serbal común o azarollo (Sorbus domestica) ha quedado relegado a los ribazos de algunas huertas y campos de secano. Sus frutos, las azarollas, deben comerse muy maduras y antiguamente se insertaban en largos “rosarios” para secarlas. En la actualidad no se consumen pero sirven de alimento a muchas aves.
Dice la tradición que: » si te comes 9 azarollas verdes la Noche de san Juan puedes cambiar de sexo». No ha podido demostrarse todavía porque en ese tiempo su amargor y aspereza son tan grandes que es imposible comerse ni tan siquiera una.
El laurel (Laurus nobilis) es un pequeño arbolillo imprescindible en todos los huertos por sus cualidades culinarias, pues sus hojas aromáticas se utilizan en multitud de guisos, y por sus propiedades medicinales. También se colocan en los armarios para evitar la presencia de polillas. Las ramas del laurel junto con las del olivo sustituyen a las palmas el Domingo de Ramos.
La ganadería
El pastoreo con ganado ovino ha sido y sigue siendo, aunque en la actualidad más reducido, el más representativo, habiéndose transformado buena parte de él en semiestabulado.
Las razas que se crían en el municipio son la rasa aragonesa, raza autócotona de Aragón y la ojinegra. El nombre de esta última (ojinegra u ojalada) deriva de la característica pigmentación negra que rodea sus ojos. En algunas zonas de Teruel (entre ellas la comarca Andorra-Sierra de Arcos) se le llama «fardasca» o «fardosca» al igual que en el Maestrazgo de Castellón.
La especie ovina ha estado muy ligada al medio aragonés, quizás debido a su capacidad de adaptación y al aprovechamiento de tierras áridas y accidentadas, además de su fácil manejo.
El pastoreo ejercido tradicionalmente ha sido respetuoso con la flora y la fauna silvestres favoreciendo además su crecimiento a través de los excrementos. Aprovecha elementos que se perderían como los rastrojos y los residuos de cosechas.
Más información: «La ganadería ovina en la Comarca Andorra-Sierra de Arcos». Celan.
El carbón, recurso natural motor de la economía
Hace 90 m.a. (Cretácico inferior) toda esta zona era una llanura costera formada por marismas y por grandes bosques propiciados por un clima subtropical. Sus restos fueron quedando enterrados y cubiertos por diversas capas originadas por avances y retrocesos del mar. Al quedar aislados del oxígeno, organismos anaerobios los fueron transformando hasta convertirlos en carbón. La orogenia Alpina que se produjo hace 65 m.a en el inicio de la Era Cenozoica, plegó todos estos materiales y la erosión se encargó de dejar al descubierto parte de ellos originando diversos afloramientos como el de la Val de Ariño compartido por los municipios de Ariño, Alloza y Andorra.
Estos yacimientos han constituido uno de los recursos naturales que más han contribuido al desarrollo económico de la zona y de varios municipios del entorno.
Desde la década de los 50 la economía se ha sustentado en el sector de la minería del carbón y la producción eléctrica a través de la Central Térmica Teruel de ENDESA. En las últimas décadas debido a la reconversión iniciada y preveyendo el fin del sector minero-energético, se han ido instalando algunas empresas del sector del cartón y agroalimentario, a todas luces insuficientes para la recolocación de los trabajadores dependientes del sector energético.
El anuncio de cierre de la Central Térmica Teruel en junio 2020 ha disparado todas las alarmas estando actualmente en una situación de futuro incierto, siendo necesaria una etapa de transición ecológica justa en la que se vaya generando la tan deseada diversificación económica y reindustrialización de la zona.
Tras la finalización de la actividad minera a cielo abierto, se procedió a la restauración medioambiental de los terrenos y dadas las condiciones climáticas y la aridez del entorno, este proceso fue muy complejo. Fue necesario dar forma a los vasos receptores removiendo y preparando las tierras para conseguir una superficie más regular, se impermeabilizaron suelos y se construyeron infraestructuras para el aporte y recogida de aguas. En este enlace más información sobre las restauraciones ecológicas
Una vez preparado el terreno se procedió a la revegetación y reforestación. En las plataformas se cultivaron, en la primera fase, cereales para estabilizar el suelo y posteriormente, en una segunda fase, se plantaron árboles frutales, olivos y viñedos. En los taludes de escombreras se implantaron masas forestales con especies autóctonas.
En las superficies relativas a los últimos huecos tras realizarse las restauraciones, se crearon humedales, como es el caso del Humedal de la Corta Alloza, que poco a poco ha ido naturalizándose y propiciando el paso de aves acuáticas migratorias.
Más información
«Historia de la minería en la Comarca Andorra-Sierra de Arcos». Celan.
«Las minas de la Comarca Andorra-Sierra de Arcos».
El paisaje de Andorra es un paisaje muy humanizado debido a las diferentes actividades económicas que se han ido realizando a lo largo de los siglos, tanto tradicionales como las derivadas del impacto de la minería y la industria, conviviendo así terrenos cultivables con polígonos industriales y explotaciones mineras. Aún a pesar de ello, trasmite quietud y siguen formando parte de su paisaje elementos de la vida tradicional cómo olivares, huertos, campos de cereal, rebaños de ovejas y núcleos de mases testigos del origen de la villa y de su tradicional forma de vida. Estos elementos humanizados están enclavados dentro de una zona natural de monte mediterráneo.