Situación geográfica Relieves Geología Hidrología Clima

Situación geográfica

El municipio de Andorra, pertenece a la Comarca Andorra–Sierra de Arcos.  Se encuentra situado al Noreste de la Provincia de Teruel, en el Somontano del Sistema Ibérico Turolense ocupando una situación central entre los interfluvios de los ríos Martín y Guadalope. Por el Norte se adentra en la Depresión del Ebro. 

Presenta una superficie de 141,49 Km (14.149 Ha) y una altitud entre 500 y 900 metros.

 

Principales relieves

El tramo final de La Sierra de Arcos, perteneciente a la Rama Turolense del Sistema Ibérico, lo recorre en dirección Noroeste-Sudeste otorgando al paisaje una belleza serena y característica con altitudes comprendidas entre los 800-900m.  

El núcleo urbano se sitúa en la parte sur, en una cubeta denominada la Depresión de Andorra y rodeada de una serie de cumbres y lomas  entre las que existen collados por las que discurren ejes de comunicación con las localidades vecinas.  Uno de los collados más bajos es El Estrecho de la Cerrada por donde el río Regallo se abre paso hacia la depresión del Ebro.

Sus principales cumbres son:

  • Norte: La Cerrada (820 m) y Puntal Portimedio (817 m)
  • Oeste: la Peña del Gato (835 m), la Torre Forestal (862 m) que es el punto más alto del municipio, el Cerero (855 m), Carralloza (795 m), las Picuetas (768 m) y el Chorrillo (803 m).
  • Sur-Este: Horca Llana (774 m), la Tajonera (806 m). Perteneciendo a la Sierra de Cantera Saso: Peña Grallero (741 m), Cantera La Jaima (834 m) y la Peña del Águila (818 m).
  • Sur: el Monte de San Macario (802 m) y el Monte Piagordo (862 m). El Cabecico Redondo (861 m) y los Montalvos (963 m) pertenecientes a Alloza, pero muy ligados al paisaje de Andorra por su cercanía al límite de nuestro término.

Mapa elaborado por EnImagen, actualmente LaNube Estudio Creativo (Andorra-Teruel),  para la Exposición «El Medio Natural de Andorra» realizada por las alumnas y alumnos del Taller de Educación Ambiental de la Universidad Popular de Andorra (UPA), en 2003. 

El Monte de San Macario, situado al sur de la villa a la que domina desde sus faldas escarpadas de rocas de conglomerados y ahora cubiertas de pinos, es un lugar entrañable para la población ya que en él se desarrollan numerosas actividades lúdicas, de convivencia y educativas, al encontrarse en su cima la Ermita y el Parque de San Macario. Desde  sus miradores se puede contemplar una gran parte del paisaje de Andorra, tanto el casco urbano como el entorno natural. Es un lugar de visita obligada para quienes se acerquen a conocer este municipio. Cuenta además con el Poblado Íbero de El Cabo (Parque Arqueológico). 

 

El Monte Piagordo, es un cerro testigo de la altitud existente hace millones de años, antes de que la erosión hiciese su trabajo. Precisamente este fenómeno es el que ha marcado el paisaje actual de este cabezo pues las avenidas del agua de lluvia han formado unos espectaculares socavones en las laderas compuestas por lutitas (limos y arcillas) llamados “cárcavas” .También vemos afloramientos de rocas areniscas y diseminadas por las laderas, pequeñas rocas calizas desprendidas de su cima. Está cubierto por matorral arbustivo aunque se pueden ver algunos pinos carrascos. Es muy habitual observar la presencia de las cabras montesas entre sus rocas.  Constituye el elemento central de un paisaje hermoso y desnudo.

 

En general se trata de  lugares accesibles para visitar y disfrutar del paisaje natural característico de la zona.  Pueden apreciarse en  el Mapa del municipio de Andorra.

Geología

En el término municipal de Andorra se pueden diferenciar dos zonas distintas desde el punto de vista geológico: la parte nororiental que se adentra en la Depresión del Ebro (con rocas más recientes) y el resto que pertenece a la unidad del Sistema Ibérico.

Cuando los materiales del Mesozoico se estaban plegando, se formaron zonas elevadas de gran relieve estratificadas y plegadas con estructuras anticlinales y sinclinales de dirección NO-SE como la Sierra de Arcos; a la vez otras quedaron deprimidas formando cubetas (como la de Andorra) o cuencas de diferente extensión (como la zona norte). Al mismo tiempo que se formaban estos relieves la erosión iba arrancando sus materiales destinándolos en las cuencas que se iban formando a sus pies. Estas rocas fueron conglomerados (constituidas por cantos), areniscas (por granos de arena) y lutitas (limos y arcillas).   

Al final del Terciario aparece un paisaje plano que se irá modelando desde principios del Cuaternario dando lugar a suaves pendientes al pie de los relieves (glacis) y a muelas o cerros testigos como el monte Piagordo. Otras formas importantes pertenecen al encajamiento de la red fluvial como el Estrecho de la Cerrada.

Los materiales mesozoicos formados principalmente por calizas no suelen aflorar en las inmediaciones de Andorra porque están cubiertos por los materiales del terciario o porque fueron erosionados. Pero podemos encontrar una representación en las estructuras anticlinales de Horcallana, en Cantera Saso y en el Collado del Cerero. En los que afloran en la Val de Ariño se situaban las explotaciones de lignitos.

Los materiales terciarios formados casi exclusivamente por rocas detríticas (constituidas por fragmentos de otras más antiguas como resultado de la erosión) podemos encontrarlos en todos los relieves que rodean la población y en las zonas de sedimentación (la localidad de Andorra está edificada sobre rocas paleógenas procedentes de la erosión y posteriormente sedimentadas). Así podemos observar la unidad de lutitas y areniscas de Carralloza, la unidad de conglomerados del Carnicero y de San Macario, las lutitas y margas del cabezo Piagordo (en el que se intercalan estratos tabulares de areniscas y su cima está coronada por una alternancia de calizas y margas de color blanquecino).

Hidrología

El Río Regallo, afluente directo del Ebro por su margen derecha, atraviesa el municipio en dirección sur- norte con un recorrido de 50 km. Nace  a los pies del Monte Piagordo en la zona suroeste, conformando el barranco del Regallo, aunque aflora a la superficie en la Balsa del Olmo y luego su cauce aparece y desaparece intermitente, también dependiendo de la pluviometría de cada año, hasta llegar a la chopera de las Masadicas Royas, una arboleda de chopo negro con abundante vegetación palustre (juncos y carrizos) junto a zarzas, trébol y menta. Los pinos, romeros y aliagas del monte que la protege casi se entremezclan con ellos. Vegetación, agua y roquedo conforman un interesante rincón propicio para el descanso en los paseos de los caminantes y para el baño de pequeñas aves en los remansos que forma el agua. A partir de aquí al arroyo se le conoce popularmente como “Regatillo o Regallico de San Julián”.

Unos metros antes de llegar a  esta chopera destaca otro pequeño rincón natural, los Siete Latoneros. Se trata de un paraje formado por  latoneros (Celtis australis) de gran tamaño y longevidad (personas nonagenarias nos comentan que ya iban a jugar a los latoneros de pequeños) que crecieron de forma natural en la ribera derecha del arroyo favorecidos por la humedad del entorno y la protección del roquedo. Un lugar muy popular en Andorra pues era visitado por los niños para trepar por sus troncos, recoger sus frutos, los latones, y hacer juegos con sus semillas. Los mayores los utilizaban para el aprovechamiento de su madera. En la actualidad podemos disfrutar en este lugar de la presencia de cabras montesas con sus crías y abundantes conejos.

En toda la val formada por el barranco y más especialmente a partir de las Masadicas Royas, proliferan pequeños huertos regados directamente con el agua del arroyo almacenada en varias balsas o con pozos que la extraen del subsuelo.

Antiguamente, hasta el año 1955 , atravesaba la población por el centro dando lugar a varias fuentes, puentes y lavaderos; pero posteriormente fue canalizado para conformar la calle Dos de Mayo y la plaza del Regallo. Al llegar a los Hortales, después de las últimas viviendas,  vuelve a aflorar en una acequia que riega los huertos de esta zona. 

El cauce sigue su camino, bordeando  el polígono industrial «La Estación»,  hacia el Estrecho de la Cerrada por el que abandona la cubeta de Andorra. Tras atravesar este bello y singular paraje, sigue su curso por la zona norte del municipio, la estepa cerealista. En este gran espacio proliferaron muchos grupos de mases en los que la vida de sus habitantes dependía del ganado, de los campos de olivos y cereal y de los pequeños huertos que el río regaba a su paso (el Clochón, las Zarzanas, mas de Ara, mases de Bellido y las Turbenas). Poco a poco el Regallo va surcando estas tierras hasta llegar al término del vecino pueblo de Híjar.

Acoge  dos cauces o afluentes principales:

  • el Arroyo de Val de Molinos  por el suroeste, que nace en el término de Alloza y a través de dicha val llega hasta el de Andorra.  Sus aguas suelen correr subterráneamente hasta llegar al paraje denominado Fuente Moreno en el que emergen a través de un manantial. A partir de aquí se crea una acequia que llega hasta la población y canalizada se une al Regatillo de San Julián en la Plaza del Regallo. Su caudal depende, como en el resto de arroyos, de la pluviometría anual. Gracias a sus aguas se riegan los abundantes huertos que se encuentran en esta val; y también han dado lugar a un tramo con una interesante vegetación de ribera perteneciente al sendero botánico de la Val de Molinos.
  • la Acequia de la Val Común, por el sureste, que se une ya en el término de Híjar. El barranco de la Val Común nace en la zona sur del monte de San Macario y encaminando su cauce subterráneo por varias vales (Lizandra, Carchea y Agualaturca) sale de la cubeta de Andorra por su parte más oriental entre los montes de La Tajonera y la Peña del Águila. A partir de aquí la acequia configura el límite del término de Andorra primero con Alcorisa y luego con Alcañiz. Al llegar al municipio de Híjar, en el Llano de la Chumilla,  se une al Regallo. El fondo de la val es propicio por su abundante agua para la existencia de  balsas, abrevaderos y huertos pertenecientes a los grupos de mases de esta zona (el Perle, el Caño y la Venta de los Caños).  Hasta el año 2020 llegaba a este lugar con un mayor caudal ya que recogía el agua vertida por la Central Térmica procedente del río Guadalope y utilizada para la refrigeración de las torres.
*En el siguiente mapa puede apreciarse el recorrido y arroyos del río.

Ya en el  municipio de Híjar se encuentra una pequeña cascada o salto, de entre 2 y 3 metros, conocida como el «Salto del Regallo»Desemboca en el Ebro a la altura de Chiprana (Zaragoza) tras atravesar los términos de Alcañiz y Caspe.

A pesar de ser un río pequeño y poco caudaloso, en algunos tramos como en la zona de El Estrecho, presenta una ribera frondosa con  especies características como chopos, sauces, aneas y juncos, entre otras, discurre además, cercano a zonas de pinar mediterráneo.

Clima

El clima, mediterráneo continentalizado ha presentado históricamente inviernos muy fríos con medias de 5,1 º en enero llegando en ocasiones a temperaturas bajo cero y veranos muy secos y calurosos con máximas, en torno a los 35º – 40º en julio y agosto.

Los hielos y nieves, frecuentes en otras épocas han ido disminuyendo  dando paso en la actualidad a inviernos mas suaves con heladas puntuales, grandes nevadas sin precedentes, como la ocurrida en enero de 2020 y, en general a temperaturas más altas a lo largo de todas las estaciones.

Las precipitaciones suelen ser escasas e irregulares alcanzando su máximo pluviométrico en primavera. Según datos facilitados por el Laboratorio de Medio Ambiente de la Diputación Provincial de Teruel en Andorra, durante los últimos 30 años la media de pluviometría anual recogida en el casco urbano ha sido de 443,81 l/m². Teniendo en cuenta que las mediciones se contemplan por los años agrícolas (de septiembre a agosto) se puede destacar el año 2004-05 como el más seco con 282 l/m², siguiéndole el 2011-12 con 297 l/m². Por el contrario los más lluviosos fueron el 2019-20 con 785 l/m², el 2012-13 con 645 l/m² y el 2003-04 con 620,5 l/m².  También encontramos que hubo 13 años con al menos un mes con 0l/m², destacando el 2017 que en los meses de octubre, noviembre y diciembre no se registró ninguna precipitación.  

Las sequías año tras año van siendo más intensas, exceptuando la primavera de 2020  en la que coincidiendo con el periodo de confinamiento debido a la pandemia producida por el coronavirus, (la COVID 19) las lluvias fueron intensas contribuyendo a reverdecer el municipio.

Los cambios experimentados en las dos últimas décadas podrían estar relacionados con el principal problema ambiental actual, el «calentamiento global«. 

Los vientos están presentes el 86% de los días, sobre todo el Cierzo que sopla en dirección norte-noroeste y que en ocasiones supera los 100 km/h como sucedió durante el transcurso de la borrasca Karine a principios de marzo del 2020 que registró 132 km/h el día 2 y 120 km/h el día 3.

Desde primavera hasta ya bien entrado el invierno podemos encontrar temperaturas agradables y días soleados, ideales para hacer senderismo y practicar otros deportes como ciclismo y/o atletismo.

DATOS CURIOSOS

NEVADA Y LLUVIAS DEL AÑO 2020

En el mes de enero del año 2020, con el paso de la borrasca Gloria, se produjo en la provincia de Teruel una nevada calificada de histórica y en nuestro municipio se  acumularon entre 50 y 80 cms de nieve según las zonas.

En principio fue bien recibida porque suponía la recuperación de los acuíferos, bastante mermados en esa época. Pero la población y su medio natural no estaban preparados para soportar esta intensa nevada que causó muchos daños materiales en los tejados de la población y de las naves industriales y ganaderas; también se vieron gravemente afectados muchos árboles de los jardines y avenidas. Además, en el medio natural provocó importantes destrozos en pinos, olivos, encinas y otros árboles y arbustos, partiendo grandes ramas e incluso arrancando algunos ejemplares de raíz, al no soportar el peso de la nieve. Después el deshielo produjo inundaciones de campos y vales.

Posteriormente, los meses primaverales fueron inusitadamente lluviosos, recogiéndose entre el 26 de febrero y el 26 de abril 83 l/m²; y entre el 27 de abril y el 26 de mayo, 217,5 l/m² (datos recogidos de la revista «Cierzo» y facilitados por el laboratorio de medio ambiente de la DPT de Andorra).

Todo el agua caída con la nevada y las lluvias provocó que los barrancos se desbordaran durante mucho tiempo, que los campos de las vales se anegaran causando grandes daños en cultivos de cereal, huertos y árboles frutales (sobre todo almendros) que murieron por exceso de agua. Muchos caminos e infraestructuras rurales se vieron gravemente afectados por las riadas. En contrapunto, se pudo disfrutar de una vegetación primaveral exuberante y de una gran proliferación de insectos (sobre todo mariposas de muchas especies) y anfibios (sapos y ranas). Los acuíferos, manantiales y arroyos se recuperaron y permanecieron en estas buenas condiciones durante todo el verano, cuando lo habitual es que estuvieran completamente secos.

Cabe destacar que dicha primavera coincidió en buena parte con un período de confinamiento en todo el país, debido a la pandemia por coronavirus (la COVID19). Se iniciaba el 15 de marzo y finalizaba tras 99 días, el 21 de junio.